Durante un juego el niño se entrega
plenamente a la acción que expone el propio juego y frente a los
problemas planteados, el niño es capaz de proponer sus propias
soluciones. Estos problemas pueden y deben estar adaptados a las
capacidades de los participantes, de forma que el niño sea capaz de
ir progresando y mejorar en sus posibilidades. Esta progresión se
realiza a través de la modificación de reglas y de su adaptación,
permitiendo crear nuevos problemas que ayudaran al niño a progresar
y desarrollar su capacidad.
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